lunes, 16 de agosto de 2010

Madrid (España)


En continuo movimiento

“De Madrid al Cielo” es un dicho muy conocido entre los madrileños, y en toda España en general, y cuyo origen data de finales del siglo XVIII. Surgió como una manifestación de orgullo de las mejoras introducidas por el Rey Carlos III en la Villa y Corte de Madrid. En realidad, la expresión completa de aquella época decía “de Madrid al cielo, y en el cielo, un agujerito para verlo”. En estos tiempos que corren cabría añadir además, siempre y cuando la polución lo permita.
Más de 3 millones de habitantes convierten a Madrid en la ciudad más poblada de España. Su área metropolitana, que cuenta con más de 6 millones de habitantes, es la tercera más poblada de la Unión Europea, tan solo superada por la de Berlín y Londres.
La capital de España desborda actividad bajo tierra y en la superficie. Pasear por la Gran Vía un sábado por la tarde se puede llegar a convertir en no muy recomendable para quienes detesten las aglomeraciones. Ahora bien, plantearse ese mismo paseo a primera hora de la mañana un día laborable cualquiera, apenas cuando la ciudad despierta, es una maravilla. A modo anecdótico podríamos contar que Carlos Velasco, el arquitecto que la proyecto en 1862, pretendía pavimentar la calzada de madera y las aceras de alabastro. Fue en la segunda mitad del siglo XX cuando la Gran Vía se consolidó como calle-escaparate, convirtiéndose así en un espacio de gran interés para el comercio, sobre todo el de lujo. La Guerra Civil Española alteró bastante su vida comercial. En las fachadas de algunos establecimientos se siguen conservando las marcas que dejó el impacto de la metralla, si nos fijamos con atención.
Mucho ha llovido desde el nacimiento de la Gran Vía hasta hoy, año en el que se celebra su centenario. Ahora, aunque conserva su arquitectura exterior, luce diferente. Tanto los cines como los comercios se han visto en la obligación de adaptarse a los nuevos tiempos convirtiéndose en accesibles para la mayoría, es decir, erigiéndose como emblema de la sociedad consumista del Madrid actual.
No muy lejos de la Gran Vía, el Callejón del Gato, en cuyos espejos (réplicas reducidas de los originales) el dramaturgo Valle-Inclán veía reflejada la esperpéntica sociedad madrileña de su época, da paso al barrio de Huertas también conocido como el barrio de las Musas y las Letras. En él nació la Madrid de pícaros y genios; de cómicos y bohemios y en la que quedó patente las luces y las sombras de una ciudad cuyas múltiples caras no nos dejan de sorprender.

De todos y de nadie


Vivimos en una ciudad que tiene fama de ser muy abierta con quien viene de fuera, pero yendo más allá, más que considerar a Madrid como una ciudad abierta, la vemos como una ciudad hecha a sí misma con la gente que viene de fuera. Sin este componente Madrid habría evolucionado hacia una ciudad diferente a la que conocemos en la actualidad. Tanto la emigración, como la inmigración forman parte de su seña de identidad, dotándola de una personalidad cosmopolita. Sin embrago, ese sentimiento acogedor, no evita la dureza que puede llegar a suponer vivir en una ciudad tan grande en la cual la individualización, en ocasiones, se puede llegar a transformar en soledad, sobre todo para quienes proceden de culturas muy diferentes a la nuestra y que se ven en la obligación de salir adelante en un medio que desconocen.
El ritmo frenético que solemos llevar los que habitamos esta ciudad apenas nos deja tiempo para sociabilizar con los demás. Ni que hablar de las largas distancias que hay que recorrer para ir de una parte a otra. El metro es una buena opción para desplazarse. Es un medio de transporte rápido (cuando no se avería), barato, dentro de todo, y cómodo, siempre y cuando no lo utilicemos en hora punta, entonces detestaremos haber subido.
Madrid es y se siente capital de España. En ciertos momentos como el de la llegada de la selección española de fútbol tras el triunfo en el pasado mundial de Sudáfrica, o el día del desfile nacional de las tropas armadas, nos lo recuerda. Si en algún momento se nos olvida su capitalidad (cosa bastante improbable) bastaría pasear por Plaza de Castilla, Nuevos Ministerios o la Castellana para volverlo a recordar. Estas tres zonas albergan parte de los edificios del Madrid más funcionarial y del mundo de las finanzas, también del Madrid más moderno coronado por las Torres KIO, los primeros rascacielos inclinados que se construyeron en el mundo y cuyo nombre se debe a que fueron promovidas por la empresa Kuwaití KIO (Kuwait Investments Office). Si nos situamos en las KIO y avanzamos en dirección norte por la Castellana nos acabaremos topando con las Cuatro Torres que desde su construcción se han convertido en los rascacielos más altos de la ciudad, cuya altura oscila entre los 250 y los 224 metros.
Como capital posee ventajas de las que disfrutamos quienes vivimos en ella. Su vida cultural, por ejemplo, es mucho mayor que la de cualquier otra capital de provincia, lo que convierte a Madrid en una ciudad irresistible para los amantes del mundo moderno actual, de los cuales aquí hay muchos, basta con darse un paseo por la calle Fuencarral para darse cuenta de ello.
Con la llegada del buen tiempo la ciudad despierta de su letargo hibernal, que algunos años (como ha sido el caso del presente), se hace duro. La primavera nos invita a salir a pasear por El Retiro o sentarnos a tomar unas cañas en las múltiples terrazas que brotan en cualquier rincón de la ciudad. La Latina es una de las zonas preferidas para hacerlo. Pero con las altas temperaturas del verano tanto los madrileños de nacimiento, como los de adopción huyen a zonas de mar. El insoportable calor potenciado por el asfalto, la hacen una ciudad poco recomendable en la que pasar los calurosos meses de verano. Eso sí, agosto es el mejor mes para visitarla, en caso de que se prefiera evitar la excesiva actividad que existe durante el resto del año.
Madrid es una ciudad a la que las circunstancias de la vida nos trajo por distintos motivos, y en la que, hasta día de hoy, los intereses comunes nos hace permanecer. Una ciudad que va dejando su poso en nosotros, casi sin que nos demos cuenta. Una ciudad muy interesante en la que vivir, pero no permanecer. Una ciudad, en nuestra humilde opinión, de paso.


3 comentarios:

  1. Enhorabuena por mostrar vuestra particular visión de Madrid. ¡Qué fotos tan bonitas! ¡Artistas!

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  2. Muy bueno todo chicos!! Pero quiero mas y mas fotos!! No sean tan selectivos y suban mas!!!
    Abrazo para ambos!!

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  3. Gordaaaa!!! me alegro mucho que hayan tomado la desicion de escribir de su lugar!!!! eso ya lo habiamos hablado. Viva madrid!!!!
    para los que no conocemos!!! Gracias ! q sigan bien, besos a ambos.

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