lunes, 20 de septiembre de 2010

Luxor, Edfú, Kom Ombo, Abu Simbel y Asúan (Egipto)


La eterna civilización

Egipto en muchos aspectos sigue siendo un misterio sin resolver. Lo que sí tienen claro los historiadores es que los pobladores de este país fueron pioneros, durante más de cuatro mil años, en la historia de la civilización de la humanidad. Posteriores sociedades como la mesopotámica, la griega y la romana, cuyo legado histórico fue de vital importancia para la civilización actual, bebieron de las fuentes del Egipto faraónico.
Fueron los egipcios quienes dieron una primera explicación primitiva de la creación del mundo fijando su mirada en los elementos de la naturaleza que les rodeaba, de tal modo que convirtieron al sol (Ra), fuente de luz que da la vida, en su Dios principal. Sus hijos Shu (el aire) y Tef (la humedad) se unieron para crear a Geb (Dios de la tierra) y Nut (Diosa del cielo).
Resulta mágico adentrarnos en templos como el de Karnak o Luxor, observar sus imponentes esculturas faraónicas, columnas y paredes repletas de jeroglíficos, y pensar en la meticulosidad con la que trabajaban los egipcios, cuyos templos, y todo lo que se conserva dentro de ellos, son de tal exactitud y sublime gusto estético, que siguen fascinándonos.
Pero el milagro del Egipto antiguo no hubiera sido posible sin la orografía con la que cuenta este país. El desierto que lo rodea lo convertía en un lugar de difícil acceso, que consiguió alejarlo de los invasores durante mucho tiempo. Sin embargo, en su interior contaba con un tesoro cuya importancia perdura en la actualidad: El Nilo.
El segundo río más largo del mundo tras el Amazonas y que atraviesa casi todo el país de punta a punta, es fuente de riqueza agrícola de subsistencia para los pequeños poblados que habitan a ambas orillas, y de riqueza turística para el país. Son numerosos los cruceros que lo transitan casi en cualquier época del año.
A varios metros de sus orillas el exuberante paisaje de palmeras y pastos verdes, da paso al árido desierto rocoso, en el que a tramos, es sustituido por dunas de fina arena blanca.
Donde el Nilo acaba su recorrido en el sur, en Asuán, cruzar de la ciudad a la otra orilla supone hacerlo a las numerosas islas habitadas por población nubia. La región de Nubia se extiende entre el sur de Egipto y el norte del Sudán y su población se asienta a lo largo del valle del Nilo. En la antigüedad Nubia fue un reino independiente del egipcio, de hecho, todavía hoy conservan parte de su cultura que les otorga una seña de identidad diferente a la egipcia: hablan dialectos diferentes del árabe, tienen sus propias normas a la hora de contraer matrimonio y hasta sus rasgos son distintos, puesto que son de piel más oscura. Estas distinciones les hace mantener un sentimiento “nacionalista” con respecto al pueblo egipcio. Nos fuimos dando cuenta de esto en la medida que Mohamed nos contaba la historia de su pueblo mientras nos llevaba en faluca (pequeñas embarcaciones veleras muy comunes en esta parte del país) hasta la isla en la que habitaba llamada Sehil’l, poblada íntegramente por nubios. Una vez en tierra firme, Sabrina a sus 10 años de edad resultó ser una guía de lo más despabilada. Se divirtió con nosotros al tiempo que nos mostraba a qué lugar iban los habitantes del poblado a darse un chapuzón para soportar las altas temperaturas y cómo se amasaba el pan en los suelos de las austeras casitas. O eso creímos entender, porque todo el tiempo nos hablaba en un dialecto del que por supuesto no entendíamos nada. Las señas, lenguaje universal en estos casos, nos sacó del apuro.
Sabrina nos hizo compañía porque quiso, sin esperar nada a cambio, pero no suele ser lo habitual en Egipto. En esta parte del mundo existe, y mucho, la explotación infantil laboral. Es muy sencillo, sino se consigue dinero, no se come. No hay nada más que entender. Teniendo en cuenta esto y la tasa de paro tan alta que existe en Egipto, país en el que las prestaciones sociales, el derecho universal a la educación y una sanidad digna gratuita para todos, hoy por hoy es pura utopía, los egipcios más necesitados, que son la mayoría, ven en el turista la única salvación a la que agarrarse como un clavo ardiendo hasta conseguir unas libras al día que les haga seguir manteniéndose en pie. A ellos tan solo se les otorga el beneficio de conseguir las migajas de la cantidad de divisas que este país recoge cada año gracias al turismo.Por tanto está muy bien viajar a Egipto con la mirada dirigida al cielo, ya que solo así podremos disfrutar del arte egipcio antiguo, debido a la majestuosidad por la que se caracteriza, pero sin olvidar de vez en cuando bajar la mirada hacia el suelo, para tomar consciencia del Egipto actual. Un pasado y un presente, que si bien no tienen mucho que ver entre sí, no es por culpa de su gente que no son más que víctimas (como ocurre en muchas partes del mundo), del mal reparto de la riqueza promulgado por quienes los gobiernan. A colación de esto cabría recordar a los futuros visitantes de Egipto que tener menos recursos económicos, no exime de la dignidad que se tiene como persona, así que hagamos un esfuerzo por tratarlos como tal, a pesar de lo agotador que pueda resultar a veces que vayan tras de ti para conseguir algo de dinero. No hacen otra cosa que no haríamos cualquiera que estuviera en su misma situación. Se llama supervivencia, y de la más dura.

2 comentarios:

  1. Gracias por dejarme viajar a Egipto con vosotros, me habéis hecho estar allí por unos minutos. Las fotos me han encantado, es el viaje en el que más me han gustado artistas.
    Gloria

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  2. acabo ede descubrir este blog y me encanta! se nota la calidad humana de quien lo hace!

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